
Si hay un reptil fascinante por su anatomía, similar a la de un diminuto 'dragón', ése es el basilisco; un legendario animalillo del que se relataban historias fantásticas sobre su villanía durante la Edad Media, ya que se decía que era capaz de matar a un hombre con la mirada. Afortunadamente, hoy en día podemos disfrutar de estos graciosos reptiles sin temer por nuestra integridad física.
Bajo el nombre de basilisco, se engloban cuatro especies de lagartos que se pueden diferenciar por el color de la piel y la forma de la cresta. Sin duda, cualquiera de ellos será un perfecto inquilino de terrario.
El rey de las serpientes

El carácter nervioso y acelerado marca la personalidad de nuestro 'dragón' casero. Lo mejor que podemos hacer para facilitarle su entrada a la cautividad de nuestro hogar, es tratarlo cuidadosamente para no estresarlo o provocarle problemas. Pronto nos daremos cuenta de que no es una mascota a la que le gusten las caricias, pero sus animadas carreras y escaladas serán objeto de admiración.
La velocidad es la mejor arma de nuestro amigo. Gracias a esta cualidad, puede escapar de los depredadores que le acechan en su hábitat natural. Por otra parte, el basilisco se ayuda de su innata rapidez para atrapar los diferentes insectos que le sirven de alimento con mayor facilidad.
Caminando sobre el agua
Uno de los rasgos curiosos de este pequeño saurio es su capacidad para andar sobre el agua, una habilidad que no es más que el resultado de la increíble velocidad que puede alcanzar mientras corre, unida a unos lóbulos dérmicos que se extienden en sus patas traseras. Esta sorprendente maniobra le ha hecho merecedor del apodo del 'Lagarto de Jesucristo'.

Es un reptil que no crece demasiado, ya que cuando llega a la edad adulta no supera los 80 cm., incluyendo la larga cola que caracteriza a este tipo de lagarto. Éste es otro dato sobre el cual reflexionar ya que, si lo que buscamos es un reptil que no crezca en exceso, entonces aquí tenemos a nuestra exótica mascota.
La casa del basilisco
El espacio es la clave para que nuestro basilisco se desarrolle en buenas condiciones. Si pensamos en adquirir un ejemplar le aportaremos no sólo las atenciones y cuidados necesarios, sino además acondicionaremos un terrario amplio en el que no se sienta atrapado pero sí a salvo y protegido. Por esta razón, también dispondremos abundantes plantas y ramas, así podrá trepar y esconderse entre las mismas. Lo mejor es que las compremos en una tienda especializada, y evitaremos así correr riesgos innecesarios para la salud del reptil al recogerlas del campo o del parque.

Para el suelo del terrario utilizaremos turba o mantillo: una capa de unos 5 cm. de espesor será suficiente. Una cubeta pequeña en la que colocar su alimento, y otra de mayor tamaño en la que pueda bañarse y beber, serán imprescindibles para terminar de construir su casita. Indicar que no es recomendable que conviva más de un macho en el mismo terrario ya que son muy territoriales y podríamos ocasionar fuertes enfrentamientos entre ellos.
Cómo alimentar a nuestro reptil

Es fundamental que rebocemos estos insectos con un suplemento de vitaminas y minerales como el calcio, formulados especialmente para reptiles. También podemos premiarle de vez en cuando con pequeñas crías de ratón, pero siempre de forma ocasional, por ejemplo una vez al mes. Verduras como la zanahoria o el nabo, y frutas como la manzana y o el plátano, serán perfectos para completar la dieta de nuestro 'dragoncito'.
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